Esta yegua, de aproximadamente 23 años (según sus papeles es del 2000), ha pasado por infinidad de sitios y dueños, algunos de los cuales, no la han tratado nada bien.
Ha sido tan maltratada hasta el punto de perder un ojo, tener cicatrices en su cuerpo, estar muy desnutrida, etc. Ha sido maltratada tanto física como psicológicamente, ya que le arrebataron a su bebé bastantes meses antes de lo aconsejable. Esta situación le generó mucha ansiedad, estrés y más pérdida de peso, a la vez que perdió muchísima confianza en el ser humano.
Pero un ángel, con el que ella no contaba, se cruzó en su camino y gracias a ese ángel, ella ha llegado al refugio. Se ha adaptado de maravilla, es buenísima y ya tiene a un mejor amigo con el que está todo el día acompañada, TREVENQUE, un caballo al que su familia ha traído al refugio a jubilarse.
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